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Heroicos emprendedores que luchan en tiempos de crisis

Negocios que cierran, tiendas que deciden liquida sus productos, establecimientos que echan la verja, lugares que vacíos y sin gente, estanterías sin nada que vender, clientes que desaparecen, problemas económicos que aumentan… ese es el panorama desolador que han querido transmitir al público, y pese a ser en parte cierto a veces la realidad supera la ficción.

Existe otra clase de personas, unos superhéroes llamado “emprendedores” que surgen de la nada para poner en marcha un negocios inexplicables en tiempos de crisis donde otros solo verían miedo y desolación. Pasear por la Sierra Norte no solo es una experiencia única para los sentidos al poder disfrutar de países increíbles y vistas espectacular, en determinados puntos de la provincia de Guadalajara se localizan este tipo de héroes y La Tribuna de Guadalajara por ahora ha encontrado a tres de ellos.

Un restaurante, un hotel y una granja de caracoles; pueden parecer simples trabajos para el usuario de a pie pero para ellos se ha transformado en su forma de vida, en negocios rentables donde capear el temporal en tiempos de crisis. Y es que como dicen “quien no arriesga, no gana” y aunque ellos tenían poco de ganar, lo han arriesgado todo por cumplir su sueño.

CARACOLES DE MATILLAS.

La primera parada es la granja de caracoles situada en el municipio de Matillas, su máximo responsable Juan Ferrero tuvo la innovadora idea de abrir este negocio tan poco común a través de las letras: “me encontré un libro en una biblioteca sobre helicicultura sostenible de Juan Carlos Fontanillas y me puse a leer pensando que había encontrado a la gallina de los huevos de los oro”.

Al destruir parte de su hábitat eliminando las paredes de piedra, poniendo aceras y prendiendo fuego a las acequias en lugar de escavarlas, se prescinde del caracol de campeo ya que no dispone del tiempo necesario para reproducirse. Ello aumenta la necesidad de las granjas de caracoles que se hacen necesarias si la gente quiere seguir degustando este producto.

El proceso no fue tan sencillo como pensaba, surgieron problemas como el consumo como puede ser el consumo estacional y la falta de costumbre. Ello se une a que las recetas son antiguas, pasan de abuelas a madres y de madres a hijas manteniendo el mismo proceso que dura más de horas con una base común: el caracol cocido a fuego lento y una fritura de jamón o chorizo y tomate. Desde Caracoles Henares “hemos intentado reducir el tiempo de elaboración para que sea un plato ya preparado, abrir la lata, calentar y comer” explica Juan Ferrero.

A pesar de las dificultades iniciales a las que se enfrentaron, llevan más de cinco años repartiendo productos por todas partes. Con la producción de caracoles de esta granja quieren dejar de ser un producto que sólo se cocina en primavera, de esta manera cualquier persona sabrá que tiene la posibilidad de probar una delicatesen como ésta con abrir una lata y sin salir de casa.

La idea es que cuando te pongas una película, una serie o un partido de fútbol, sepas que las palomitas y el refresco habitual pueden estar acompañados ahora con un producto innovador que se llama Casticol. Esa es la meta principal de la granja ubicada en Matillas y de su dueño, Juan Ferrero “que sepan que existe este producto que es compatible con para cualquier momento de fiesta” y son los caracoles en salsa.

HOTEL EN SIGÜENZA.

Como lugar turístico, Sigüenza se ha enmarcado como uno de los sitios más visitados no solo de la provincia sino de toda la región. Sería lógico pensar que montar un nuevo establecimiento hotelero era un reto arriesgado dada la demanda actual de clientes, pero la familia Hombrados Cuadrado tenía claro que lo que quería y apostó por ello.

A cargo de Kentia, uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad y que lleva repartiendo comidas y cenas durante muchos años, apostaron por un hotel “porque ha sido un sueño que ha tenido mi padre desde siempre y ya que llevamos dedicándonos a la hostelería durante muchos años, tomamos la decisión de comprar una casa, derruirla para hacer el hotel”, explica Cristina Hombrados, una de las jefas del HC Sigüenza.

Aunque abrió sus puertas al público en el año 2009, la toma de decisión se remonta al 2002 un momento en el que todavía no había estallado la burbuja. La apertura fue un paso difícil al encontrarse en plena crisis económica, sufriendo ese miedo aumentando que siempre existe cuando se comienza una actividad nueva en cualquier aspecto de la vida.

Afortunadamente estos héroes seguntinos han continuado adelante a base de mucho esfuerzo y trabajo, siendo representantes del único hotel de tres estrellas que existe en Sigüenza. “Es un punto a nuestro favor, hay gente que cuando busca algo elegante a la par que moderno y creo que nosotros cumplimos ese requisito. Es un término intermedio entre las cuatro estrellas del Parador Nacional y los que tienen una categoría inferior”, comenta orgullosa una de las jefas del establecimiento.

No tiene la categoría de cuatro estrellas ya que carece de cocina, un servicio que queda perfectamente suplantado con el restaurante Kentia que pertenece también a los dueños. Cualquier huésped que quiera degustar la gastronómica seguntina de calidad solo tiene que desplazarse hasta este lugar situado a escasos 50 metros del hotel y ofrece todo lo que el visitante necesita.

Para quien tenga curiosidad HC Sigüenza hace referencia a las siglas de los apellidos de la familia Hombrados Cuadrado que han querido adornar el titulo con el nombre de la Ciudad del Doncel. Un lugar turístico, con encantado y muchos monumentos y desde algunos años con un nuevo establecimiento hotelero para que los turistas puedan descansar.

RESTAURANTE EN ATIENZA.

De oca a oca y tiro porque me toca. En la tercera parada de esta lista de superhéroes emprendedores no abandonamos el término culinario para llegar hasta la localidad de Atienza donde hace pocos meses se ha abierto un nuevo establecimiento conocido como “Alfonso VIII” y tiene al pueblo revolucionado.

Rubén de Marcos estudió hostelería, trabajó en Guadalajara y Madrid durante varios años y una vez probó aquello decidió volver a sus orígenes. Sus padres, que también se han dedicado a este sector, tenían un local en Atienza y aprovechó la oportunidad de montar un negocio propio fusionando lo clásico y lo moderno.

Así nació “Alfonso VIII”, un emplazamiento que por sí mismo ya impresiona al tener diferentes ambientes y varios salones pequeños buscando escapar del habitual bullicio para refugiarse en un ambiente tranquilo donde prima la comida. “Lo que te pide el turista que llega a Atienza es buena materia prima, un buen servicio y en definitiva, calidad. No buscan ese minimalismo de las ciudad”, explica el propietario.

Entre semana confeccionan un menú para los trabajadores y en fin de semana otorgan una carta variada donde no puede faltar el cordero y el cabrito hecho tanto en horno de leña como a la brasa. Lo que más triunfa es la carne aunque también se realiza algún pescado a la brasa. Además se han incorporado raciones a la carta, un alivio para bolsillos menos solventes.

Ellos intentan impresionar a la gente con los platos que están servidos de una manera diferente. “En el restaurante he seguido sus raíces pero con un toque personal. Una fusión entre lo antiguo y lo moderno, entre lo clásico y lo actual. También hemos querido darle un poco de vistosidad y hacer una cocina-espectáculo, en el centro del restaurante se encuentra el horno y la brasa, para que la gente mientras come, vea cómo se hace.”, comenta Rubén de Marcos, propietario del nuevo restaurante de la Sierra Norte de Guadalajara.

  • Artículo publicado originariamente en la versión impresa de La Tribuna de Guadalajara.
  • Fecha: 25 de septiembre de 2016.

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